domingo, 5 de diciembre de 2010

MIRADA

En una ermita de la Guardia,
junto a la pila bautismal,
ha llegado a mis manos
una imagen del Cristo
como no he visto jamás.
Es su rostro tan sereno
reducto de amor y paz,
unos ojos... de mirada intensa
te penetran sin cesar
y llegan hasta el alma
y no cesan de mirar;
mirada de sufrimiento
repleta de bondad.
Ha llegado a mis manos
un Cristo, como no he visto jamás;
me protege, me acompaña
y me da serenidad.
                                                                                    


Señor:
mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento;
riega esta tierra en sequía,
sana mi corazón enfermo.

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